Esta crítica al vegetarianismo[1] será bastante benevolente. La razón es porque su principio base, la defensa de un trato ético de las personas a los animales, es bueno. Como principio ético humano, las personas debemos evitar dentro de lo viable el dolor o sufrimiento de los animales en nuestras interacciones con ellos (por tanto no por diversión u ocio personal), lo que aplicado a los animales de ganadería y domésticos implica que su vida y su muerte transcurra con el mayor nivel de bienestar y felicidad factible, con el mínimo dolor o sufrimiento aún en el momento de su muerte. El maltrato y la tortura son aborrecibles desde todas las perspectivas posibles y nunca justificables, por tanto es rotundamente rechazable la lidia, las peleas de perros y gallos, y también la producción de foei gras (alimento completamente innecesario además de insalubre). Afortunadamente existe una creciente atención a los temas de bienestar animal en las diferentes condiciones posibles (cría, transporte, experimentación, muerte,...), y existen opciones como la agroganadería biológica / ecológica que ofrece una alternativa certificada que permite ser apoyada por los consumidores críticos que quieren respaldar a quien va por delante del frente de avance general. La presente crítica se centra en que el vegetarianismo (y el veganismo y diferentes corrientes animalistas) transmuta "la defensa de un trato ético de las personas a los animales" en "matar animales es malo" (el anterior párrafo ilustra que son cuestiones diferentes y lo primero no está asociado a lo segundo), y como el vegetarianismo es una "filosofía del bien" los vegetarianistas apoyan "lo que es bueno" (no comer animales) y rechazan y enfrentan "lo que es malo" (comer animales). El problema es que se da de bruces con la realidad. Un dato contundente: la mitad de las especies animales matan animales. O sea, que la mitad de a quienes defiende el vegetarianismo, son malos y contrarios al vegetarianismo (¡!), creando una situación absurda. Y esa mitad aludida hace referencia a las especies mayormente zoófagas ("carnívoras") u omnívoras, si tenemos en cuenta que la mayoría de los animales vegetarianos ("herbívoros") pluricelulares comen (y por tanto matan) un número notable de animales de pequeño tamaño como insectos y caracoles al alimentarse (y posiblemente ese pequeño aporte sea nutricionalmente necesario en parte de los animales considerados vegetarianos), el porcentaje de "malos" aumenta y no se "salvan" ni los aparentemente "inocentes" mamíferos vegetarianos (algunos comentarios aquí y aquí). La muerte es consustancial a la vida, que los animales zoófagos ("carnívoros") y omnívoros se alimenten de otros animales, que todos los animales se alimenten de otros seres vivos, y que prácticamente todos los organismos vivos se reproducen generando una descendencia mucho mayor que el número necesario para mantener el recambio generacional (por tanto, la gran mayoría deben morir para que el tamaño poblacional no aumente y no desborde un sistema con límites finitos), es algo propio de la organización y funcionamiento de la naturaleza, aunque la realidad rompa el irreal sueño imaginado por los vegetarianistas. En resumen, si quienes matan animales son malos y enemigos del vegetarianismo, la mayoría de los animales son malos y enemigos del vegetarianismo. Que aquello que defiendes sea contrario a lo que defiendes... es una buena comprobación o test de si un posicionamiento es coherentemente lógico y racional. Adicionalmente, el vegetarianismo tiene problemas de aplicabilidad práctica. Las personas somos una especie omnívora. No por capricho, porque la naturaleza y la evolución biológica dejan poco hueco para "caprichos", sino por necesidad. Los Homo sapiens somos omnívoros debido a nuestras necesidades nutritivas (una alimentación vegetariana no proporciona varios nutrientes esenciales como la vitamina B12 biodisponible, el ácido eicosapentaenoico –EPA– y el ácido docosahexaenoico –DHA–, y es difícil lograr satisfacer las necesidades nutricionales de aminoácidos esenciales, vitamina A, vitamina D, calcio, hierro y zinc debido a su escasez, la proporción o ratio en que aparecen en vegetales, la baja biodisponibilidad o asimilabilidad de las formas presentes en vegetales, y la abundancia de sustancias vegetales bloqueantes de su absorción como fitatos, oxalatos, polifenoles y taninos –1, 2). Comiendo alimentos locales o regionales ("de cercanía o proximidad", lo que propugna el movimiento ecologista y ambientalista por los costes ambientales del transporte de alimentos a larga distancia, además del movimiento pro-autosuficiencia o pro-autarquía y el movimiento pro-trueque), no es posible una alimentación vegetariana saludable debido a deficiencias nutritivas críticas. Recurriendo a la combinación de plantas procedentes de diferentes regiones climáticas del planeta, se palía solo parcialmente las deficiencias nutritivas críticas. La realidad es que las personas necesitamos comer animales. O comer animales como es natural para nuestra especie, o bien el suicidio (una desnutrición que rechazamos corregir es suicidio), o bien tener que recurrir al recurso (solo disponible en tiempos modernos y muy alejado de una alimentación natural) al que tienen que necesariamente recurrir los vegetarianistas: complementar diariamente la ingesta de alimentos con suplementos nutricionales que son fabricados por varias empresas del sector nutricional-farmacéutico supuestamente sin recurrir a nada de origen animal (usando ingredientes sintetizados en laboratorio principalmente a partir de petróleo, o bien obtenidos de organismos vivos diferentes a animales y plantas como son bacterias y plantas transgénicas, en cualquier caso de dudosa seguridad alimenticia dado que no formaron parte de la alimentación humana hasta estos últimos pocos años y la posibilidad de contener trazas de sustancias peligrosas para la salud humana). La crítica nutricional al vegetarianismo no es un elogio a la ingesta desmedida de alimentos animales. Actualmente la alimentación media de las personas de los países monetariamente ricos suele ser demasiado baja en alimentos vegetales y demasiado alta en alimentos animales respecto a las recomendaciones nutricionales, siendo frecuentemente dietas pobres en vitamina B1, vitamina B9, vitamina C, vitamina E, magnesio, potasio, fibra alimenticia y fitoquímicos nutricionales (aportados principalmente por los alimentos vegetales) y excesivamente ricas en colesterol y ácidos grasos saturados (procedentes principalmente de los alimentos animales y especialmente grasas animales, además del aceite de palma, cacahuete y coco y la crema de cacao), lo cual está asociado con mayor riesgo de ciertos cánceres, enfermedades cardiovasculares y diabetes mellitus o de tipo 2 (aunque al respecto afecta también crucialmente factores como el tipo de procesamiento, aditivos conservantes y la forma de cocinado: frito, brasa, ahumado,...). El "matar animales es malo" del vegetarianismo (y el veganismo y diferentes corrientes animalistas) tiene otro problema de aplicabilidad práctica: las enfermedades causadas por animales. El oponerse a la muerte animal, implica que no puede hacerse nada ante una enfermedad causada por un animal parásito, más que solemnemente dejarse matar la persona, porque éticamente no se permite matar al animal parásito (incluso habría que salvar al parásito tras la muerte de la persona). Así que ante una enfermedad parasitaria, si la persona no quiere el suicidio, debe dejar de defender el principio ideológico "matar animales es malo". La situación puede parecer poco habitual a las personas de los países monetariamente ricos (precisamente gracias a las campañas de erradicación de esos animales parásitos), pero las enfermedades parasitarias son una realidad cotidiana (cisticercosis, dracunculosis, esquistosomiasis, filariasis, oncocercosis, teniasis,...) en los países monetariamente pobres (que son mayoría) –más información (no apta para personas sensibles) aquí y aquí–. Aunque lo fundamental ya queda comentado con lo dicho hasta el momento, antes de terminar puede ser interesante analizar dos expresiones muy recurrentes del vegetarianismo (y el veganismo y diferentes corrientes animalistas) no citadas hasta ahora, "especismo" y "seres sintientes":
En realidad, el vegetarianismo (y el veganismo y diferentes corrientes animalistas) preconiza el "anti-especismo" por lo mismo que el "matar animales es malo" y la expresión "seres sintientes": teme que sin presentar estos postulados como "verdades" no pueda sostener la defensa de un trato ético de las personas a los animales, pero no es así. Sin estos postulados, es perfectamente posible defender que éticamente las personas debemos evitar dentro de lo viable el dolor o sufrimiento de los animales en nuestras interacciones con ellos, y que la vida y muerte de nuestros animales de ganadería y domésticos transcurra con el mayor nivel de bienestar y felicidad factible, con el mínimo dolor o sufrimiento aún en el momento de su muerte. Los avances que se están logrando así lo demuestran. La exagerada "excepcionalidad humana" que promociona como idea los posicionamientos antropocéntricos de ciertas ideologías y religiones (dibujando una imagen irreal donde las personas y los restantes organismos vivos serían dos conjuntos excluyentes y donde todas las cualidades consideradas positivas o buenas serían espontáneos dones exclusivos de las personas) se ha demostrado falsa y ha sido desmantelada por la investigación científica (3), mediante datos objetivos, sin recurrir a discusiones ideológicas como el "especismo".
[1] Vegetarianismo como su etimología claramente indica, es alimentarse de vegetales, seguir una dieta compuesta por materiales vegetales. Una persona (o cualquier otro organismo vivo) que sigue una alimentación que incluye materiales animales y vegetales es omnívora, no carnívora ni vegetariana. Debemos rechazar que una palabra con una etimología tan clara y concreta como vegetarianismo se tergiverse para incluir arbitrariamente la omnivoría dependiendo de la preferencia personal circunstancial de quien la use (si le parece bien o no comer leche, huevos,...) y tener que recurrir a la expresión veganismo para referirse a las personas que siguen una dieta vegetariana (vegetarianismo y veganismo no son equivalentes, el vegetarianismo refiere a la alimentación y el veganismo refiere a oponerse al empleo de animales no humanos por las personas no solo para comer sino también para vestir, experimentación,... así que la alimentación que propugna el veganismo es una alimentación vegetariana). Por otra parte, denominamos vegetarianistas (su equivalente usando la terminología del veganismo sería veganistas) a las personas que defienden el posicionamiento ideológico de "matar animales es malo", para así diferenciarlo de ser vegetariano (alimentarse de materiales vegetales) como puede ser una vaca o una oveja. [2] Entre las igualdades fundamentales que compartimos todos los seres vivos de nuestro planeta está que la información biológica heredable se encuentra en forma de ácido desoxirribonucleico (ADN) que mediante la combinación de cuatro moléculas (adenina, timina, citosina y guanina) codifica, siguiendo un mismo código genético fundamentalmente universal e intermediado por ácido ribonucleico (ARN, codificado por las moléculas adenina, uracilo, citosina y guanina), las diferentes secuencias concretas de esa veintena de moléculas llamadas aminoácidos que forman las diferentes proteínas; otra igualdad fundamental es el uso del trifosfato de adenosina o adenosín trifosfato (ATP) como molécula de intercambio de energía en los seres vivos.
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