La libertad de opinión y de expresión (estrechamente ligado al derecho a la información) es un derecho fundamental reconocido por la Declaración Universal de Derechos Humanos y las constituciones garantistas de derechos personales. Tiene una importancia crítica, no solo a título individual como parte del derecho fundamental a la libre realización personal, sino también para el conjunto de la sociedad por el enriquecimiento de ideas y perspectivas que su ejercicio aporta al resto de las personas. Considerando y analizando las aportaciones del resto y reevaluando con objetividad, sinceridad y humildad nuestras posturas, opiniones y conocimientos ante las exposiciones diferentes, contrarias o alternativas podemos detectar y corregir nuestros errores e imperfecciones, reflexionar acerca de nuestras ideas y lograr ser mejores personas, ahora y en el futuro. Por contra, la actitud de rechazar, despreciar u oponerse por defecto a toda postura u opinión contraria a la propia actual solo conlleva cosas malas: destruye la capacidad de pensamiento crítico y autocrítica personal, afianza los sesgos, prejuicios y percepciones subjetivas, y promueve un nefasto sentimiento de egocentrismo, soberbia, narcisismo o supremacia personal, todo ello pernicioso para las personas y en consecuencia para la sociedad (que es el conjunto de las personas). Lamentable y perniciosamente, el respeto de la libertad de opinión y de expresión está actualmente en peligro. Aunque el mayor acceso a las comunicaciones telemáticas, especialmente Internet, permite una maravillosa disponibilidad de mucha más y mejor información sin las limitaciones clásicas de distancia, reproducibilidad y accesibilidad, su uso sin el necesario pensamiento analítico-racional crítico facilita la manipulación masiva a una escala sin precedentes porque desgraciadamente la mayoría de las personas delegan su confianza y formación de opinión a una o unas pocas fuentes que asumen acríticamente como "referencia" pero que son realmente controladas por una minoría que ha sabido explotar la situación para ser fabricantes masivos de opinión: Wikipedia, referentes ("influencers") en redes sociales, grandes foros de noticias, grandes empresas de medios de comunicación, las autoproclamadas pretenciosamente "agencias de verificación de noticias" ("fact checking") que simplemente son otro producto de los mismos grandes grupos mediáticos ahora asociados con las redes sociales masivas para manipular y censurar información, las opiniones de productos en grandes tiendas. En esta guerra informativa y de fabricación de opinión hay en juego una gran cantidad de dinero y un enorme poder de control social, así que sus beneficiarios están promoviendo una agresiva campaña de inundación informativa de contenido favorable a sus intereses y la persecución, censura y difamación de toda información, opinión y persona contraria a sus intereses, que está provocando que un derecho fundamental como la libertad de opinión y de expresión esté actualmente desacreditado socialmente y en peligro. La combinación de este ambiente mediático-social hostil a la libertad de opinión y de expresión (y globalmente al derecho fundamental a la libre realización personal), junto con el peligroso y pernicioso auge de las discriminaciones (la nueva ola de identitarismo y las nuevas discriminaciones asociadas, enfermedad que se está contagiando incluso entre quienes antes defendían sin ambigüedades la igualdad de derechos y libertades), está lamentablemente provocando el resurgimiento de la persecución ideológica por los liberticidas del autoproclamado "único pensamiento correcto" mediante la organización de campañas de linchamiento y persecución social (la apodada "cultura de cancelación social") contra toda persona con algún reconocimiento social que exprese alguna opinión personal contraria en algún aspecto al "único pensamiento correcto". Olvidan que la libertad de opinión y de expresión es un derecho fundamental. Olvidan que la ética y el razonamiento se difunde mediante el diálogo y la argumentación y no mediante la persecución y la imposición. Olvidan que la diversidad de opiniones, la discrepancia, el debate y la crítica opuesta son fundamentales para la mejora de nuestro conocimiento y capacidad de pensamiento crítico. Olvidan que la persecución abanderada por el "pensamiento correcto" ha provocado reiteradas violaciones de los derechos y libertades de las personas a lo largo de la historia. Olvidan que en última instancia, dos personas nunca piensan igual en todo, así que cada una siempre podrá utilizarla como arma contra su compañera. “Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada, Un ejemplo (hay muchísimos) de la apodada "cultura de cancelación social" es el caso de Richard Stallman, reconocido socialmente por sus décadas de activismo infatigable de software libre, y que a raíz de escribir en un hilo de correo ajeno al software libre y a título personal que consideraba cuestionable calificar de "violador" a un difunto amigo que tuvo sexo con una joven de 17 años sin previamente aclarar si su difunto amigo pensaba que fue sexo de mutuo acuerdo, sufrió una brutal campaña de linchamiento y persecución social que le expulsó de todos sus puestos. La "prueba definitiva" del respeto de la libertad de opinión y de expresión es reconocer que la libertad de expresión no es solo defender la libertad de opinión para quienes piensan igual que tú en un tema, es también defender la libertad de expresar su opinión para quienes piensan diferente e incluso contrario a ti. Resulta aterrador y desanimante que esto fuera comprendido y respetado por una mayor proporción de la población hace varias décadas que ahora, y es un síntoma grave de la pérdida de cultura ética de respeto de los derechos y libertades (hay autores que hablan del comportamiento cíclico u ondulante de la sociedad: las épocas liberticidas promueven generaciones solidarias y defensoras de los derechos y libertades, cuyo esfuerzo logra épocas con respeto más o menos generalizado de los derechos y libertades que paradójicamente promueven generaciones acomodadas, menos universalmente fraternales y más proclives a las restricciones de derechos y libertades para quienes piensan u opinan diferente). Los derechos y libertades personales es una cuestión de ética universal, no es una concesión, gracia o favor del Estado o la sociedad ni un bien utilitario que conceder interesadamente a quienes nos agrada, adula o puede ofrecernos algo beneficioso a cambio. Esto es algo bien comprendido por muchos autores estadounidenses de diferentes épocas históricas (la referencia a este país es por ser donde ha surgido y prolifera la denominada "cultura de cancelación social"): “Sin libertad de pensamiento, no puede haber tal cosa como la sabiduría; y no hay tal cosa como la libertad pública, sin libertad de expresión.” – Benjamin Franklin “Si la libertad significa algo, significa el derecho a decir a la gente lo que no quiere oír.” – George Orwell “Si no creemos en la libertad de expresión de las personas que despreciamos, no creemos en ella en absoluto.” – Noam Chomsky Esto no significa que pueda ser usada de forma perversa: La libertad de opinión y de expresión no ampara su uso para realizar llamados o instigar a la toma de acciones dirigidas a atacar los derechos y libertades de personas: No puede usarse para animar a matar, agredir (física o piscológicamente), saquear o quemar la vivienda a mujeres, homosexuales, negros, chinos, latinoamericanos, españoles, personas sin sustento económico, personas que viven en la calle,... (no existe la libertad de exaltación del terrorismo). Pero si hay dudas de si algo es este uso inadmisible, o si es una opinión que expresa una crítica o postura con la que se está en desacuerdo (incluso si la mayoría de la población está en desacuerdo) pero que no es el supuesto anterior, debe prevalecer la presunción de la libertad de opinión y de expresión.
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